UNA SOMBRA LLAMADA MUERTE

No tengo la facilidad natural para escribir como la de mi papa, mi novio o mi amiga Maria Beatriz, no se si es por el hecho de estar siempre analizándolo todo y a lo mejor he terminado racionalizando hasta los sentimientos. O a la mejor por mi manera directa de comunicarme y decir las cosas, lo cual hace que no dibuje las palabras, y dibujarlas, sugerir sin ser directo, es lo poético de cuando se escribe.
Creo que si existe algún don natural el cual dejas de practicar, finalmente puedes terminar matándolo, y precisamente de eso es que quiero hablar hoy, no de los dones, sino de la muerte; esa palabra tan conocida, común y como dice mi papa, lo único seguro que todos tendremos, pero que de solo pensar que le pueda llegar a pasar a algún ser querido, nos paralizamos; puedo llorar sin parar de solo imaginar la muerte de mis papas, hermanos o sobrinos.
No se si le pasa a todos, pero al menos yo, nunca había pensado en mi muerte, se piensa siempre en la de los demás, pero nunca en la de uno; hasta que por alguna razón te toca acariciarla de alguna manera, entonces nos damos cuenta de lo vulnerable que somos , empezamos a sufrir de temores que no conocíamos que no existían, y nos damos cuenta de que no somos invencibles y entendemos que no queremos la soledad de compañía en las noches en que nos atacan esos miedos imperceptibles, sin formas , casi imposibles de definir ;
Cuando acariciamos la muerte comenzamos a plantearnos si esta vida que hoy tenemos es la que realmente deseamos, y es un ejercicio de balance realmente peligroso, porque muchas veces estamos dejando muchas cosas para después, pero y cuando es ese después? Y si no llega? Tienes algún objetivo en tu vida? Pero como tener las herramientas para cambiar lo que realmente debes cambiar de tu vida? Se pueden hacer esos cambios de manera paulatina?.
Lo cierto es que lo mucho o poco que estemos acá , la misión que todos deberíamos tener es vivir en balance, no digo feliz, pero si al menos satisfecho con tu vida.